Cuando un líder no comunica bien a su equipo, esto puede estar ocurriendo por -al menos- tres razones: A) No sabe cómo hacerlo, B) No puede hacerlo ó C) No quiere hacerlo.
A veces se da una combinación de estos factores, e incluso uno puede aparecer cubriendo a otro. Por ejemplo, ¿cuántas veces hemos visto a un jefe que no se comunica bien con su equipo y luego de indagar un poco descubrimos que en realidad, quizá por orgullo, no era capaz de reconocer que no sabía cómo hacerlo?
Está en nosotros como consultores de comunicación (internos o externos, es igual) actuar como coaches y guiar a estos líderes a descubrir dónde está su brecha para que puedan empezar a trabajar en ella.
En palabras de Fred Kofman: sin brecha no hay coaching. En este sentido, resulta imprescindible entrenar a los líderes, brindándoles el apoyo y las herramientas que los empoderen, haciendo que pasen de no saber, no querer o no poder, a tomar el tema como prioridad.
Tal como nos enseñó hace ya tiempo Manuel Tessi, para ello debemos empezar primero adentro y primero arriba; de manera que es el propio CEO quien debe hacerse consciente de su brecha en términos de comunicación y empezar a trabajarla para liderar con el ejemplo: “walking the talk”.
No hay mensaje más fuerte que una acción concreta. Por ejemplo, si el CEO cambia su actitud y de pronto empieza a escuchar el doble de lo que habla, deja atrás ciertas actitudes soberbias y va sustituyendo las afirmaciones categóricas por preguntas genuinas a sus reportes, el mensaje que va a estar enviando primero será desconcertante, claro, pero luego se volverá claro como el agua.
Tanto, que ya no harán falta los discursos llenos de buenas intenciones que le solemos preparar sus asesores. Eventualmente, el gran equipo de la compañía logrará ir acortando distancias entre líneas, volviéndolo más compacto y efectivo.
Estaremos en presencia entonces del triunfo de la Comunicación significativa sobre la Comunicación Espectacular, que es el camino que nos invitan a transitar nuevas prácticas comunicacionales de la mano -por ejemplo- de la Agilidad y la Comunicación No Violenta (CNV).
Después de todo, la comunicación en las organizaciones es tan vital como la sangre para cualquier animal.
Es más, al ser líquida, magmática y descentralizada por definición, la comunicación es como el agua y siempre termina encontrando su lugar por donde abrirse paso, la gestionemos o no, seamos o no conscientes de ella.